jueves, 13 de diciembre de 2012

De buseros a terroristas, de autoridades a espectadores



El paro de buses convocado para este día por las principales gremiales del país ha dejado un sinsabor en los usuarios, primero por las dificultades de presentarse a su trabajo oportunamente, segundo debido a la incomprensión de los empresarios que se justifican para hacer sendos descuentos sin importarle dichas dificultades, todo con el objetivo de ahorrar y llenar más sus bolsillos; y tercero por la falta de previsión de las autoridades que por una parte debieron implementar un sistema alternativo para la población y por otra parte hacer respetar la ley.

La población trabajadora, sabiendo del anuncio de los pseudoempresarios del servicio colectivo, madrugaron más e invadieron las calles buscando alternativas de desplazamiento, algunos camiones, pick ups y hasta vehículos particulares buscaron aprovechar para ganar unos cuantos centavos en esta época prenavideña y ofrecieron sus vehículos para apoyar a la población trasladándolos hacia lugares estratégicos, otros aprovechaban para cobrar altos precios a costa de la gente mal pagada; la cantidad de personas era demasiada para la oferta de transporte y muchos veían con impotencia que su tiempo se terminaba y que la hora de llegada al trabajo era más lejana; si de sacrificio se trata, muchos ni siquiera desayunaron con el objetivo de ser responsables, a pesar del fatigoso trabajo en sus respectivas empresas.

Llegando al centro, la mejor opción era caminar y esperar que hubiera alguna forma de desplazarse y presentarse a las labores, pero que malo si hay que buscar desplazarse a otros departamentos, ahí sucedió lo difícil.

En diversas carreteras de la ciudad los buseros, en completa violación a los derechos ciudadanos, bloquearon calles y hasta se atrevieron a bajar a la gente de los camiones y pick ups, amenazando a los motoristas y hasta a los usuarios, algunas calles fueron bloqueadas con quema de llantas, la gente era bajada de sus respectivos transportes y se bloqueaba el libre acceso; en pocos minutos las libertades a las que la Constitución nos da derecho, fueron violadas y pisoteadas por unos cuantos empleados del transporte colectivo que pasaron a ser terroristas, delincuentes y violadores de todas las leyes.

El problema no radica solo en el actuar de estas personas, muchos actos fueron realizados aun frente a las autoridades policiales, quienes solo hacían acto de presencia y no realizaron su labor de protección a la sociedad civil y de nuestros sagrados derechos constitucionales, haciendo valer la ley del más fuerte, siendo esta vez sufrimos y fuimos violentados por aquellos que nunca pagan impuestos, que son subsidiados de lo que los ciudadanos comunes pagamos en renta y otros impuestos, que no dan cuenta de nada y que solo se aprovechan de la fragilidad jurídica que en nuestro país impera y de la poca o nula respuesta tanto del gobierno como de los cuerpos de seguridad.

Si bien ellos tienen derecho a reclamar lo que consideran “derechos”, la población salvadoreña tiene derecho al libre tránsito, al trabajo, a la salud y a la integridad física y mental, son terroristas los empleados del transporte público al atentar contra la población salvadoreña que nada tiene que ver con sus problemas y que solo es la victima de sus ambiciones y de la poca aplicación de las leyes en nuestro país, son solo espectadores las autoridades ante los actos delictivos como los sucedidos este día; ojalá el Presidente de la República realice un acto ejemplar castigando a los responsables de estos actos, denegando derechos a los transportistas, eliminándoles los subsidios y haciendo un sistema de transporte nacionalizado que le haga competencia a los privados, para que de una vez por todas se preocupen por dar un buen servicio a la población.

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