El paro de buses convocado para este día
por las principales gremiales del país ha dejado un sinsabor en los usuarios,
primero por las dificultades de presentarse a su trabajo oportunamente, segundo
debido a la incomprensión de los empresarios que se justifican para hacer
sendos descuentos sin importarle dichas dificultades, todo con el objetivo de
ahorrar y llenar más sus bolsillos; y tercero por la falta de previsión de las
autoridades que por una parte debieron implementar un sistema alternativo para
la población y por otra parte hacer respetar la ley.
La población trabajadora, sabiendo del
anuncio de los pseudoempresarios del servicio colectivo, madrugaron más e
invadieron las calles buscando alternativas de desplazamiento, algunos
camiones, pick ups y hasta vehículos particulares buscaron aprovechar para
ganar unos cuantos centavos en esta época prenavideña y ofrecieron sus
vehículos para apoyar a la población trasladándolos hacia lugares estratégicos,
otros aprovechaban para cobrar altos precios a costa de la gente mal pagada; la
cantidad de personas era demasiada para la oferta de transporte y muchos veían
con impotencia que su tiempo se terminaba y que la hora de llegada al trabajo
era más lejana; si de sacrificio se trata, muchos ni siquiera desayunaron con
el objetivo de ser responsables, a pesar del fatigoso trabajo en sus respectivas
empresas.
Llegando al centro, la mejor opción era
caminar y esperar que hubiera alguna forma de desplazarse y presentarse a las labores,
pero que malo si hay que buscar desplazarse a otros departamentos, ahí sucedió
lo difícil.
En diversas carreteras de la ciudad los
buseros, en completa violación a los derechos ciudadanos, bloquearon calles y
hasta se atrevieron a bajar a la gente de los camiones y pick ups, amenazando a
los motoristas y hasta a los usuarios, algunas calles fueron bloqueadas con
quema de llantas, la gente era bajada de sus respectivos transportes y se
bloqueaba el libre acceso; en pocos minutos las libertades a las que la Constitución
nos da derecho, fueron violadas y pisoteadas por unos cuantos
empleados del transporte colectivo que pasaron a ser terroristas, delincuentes
y violadores de todas las leyes.
El problema no radica solo en el actuar de
estas personas, muchos actos fueron realizados aun frente a las autoridades policiales,
quienes solo hacían acto de presencia y no realizaron su labor de protección a
la sociedad civil y de nuestros sagrados derechos constitucionales, haciendo
valer la ley del más fuerte, siendo esta vez sufrimos y fuimos violentados por aquellos que nunca pagan
impuestos, que son subsidiados de lo que los ciudadanos comunes pagamos en
renta y otros impuestos, que no dan cuenta de nada y que solo se aprovechan de
la fragilidad jurídica que en nuestro país impera y de la poca o nula respuesta
tanto del gobierno como de los cuerpos de seguridad.
Si bien ellos tienen derecho a reclamar lo
que consideran “derechos”, la población salvadoreña tiene derecho al libre
tránsito, al trabajo, a la salud y a la integridad física y mental, son
terroristas los empleados del transporte público al atentar contra la población
salvadoreña que nada tiene que ver con sus problemas y que solo es la victima
de sus ambiciones y de la poca aplicación de las leyes en nuestro país, son
solo espectadores las autoridades ante los actos delictivos como los sucedidos
este día; ojalá el Presidente de la República realice un acto ejemplar castigando
a los responsables de estos actos, denegando derechos a los transportistas,
eliminándoles los subsidios y haciendo un sistema de transporte nacionalizado
que le haga competencia a los privados, para que de una vez por todas se
preocupen por dar un buen servicio a la población.
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