Fiestas del pueblo con tristezas y temores

Tonacatepeque vivió una fiesta patronal diferente, la inseguridad se manifiesta cada vez mucho más que antes y parece que los planes de prevención no existen; delincuentes acechan a los ciudadanos en la zona urbana y en la rural, viajar a las colonias San Jose Las Flores, Distrito Italia, Altavista, Brisas, algunas zonas de El Tejar; a los cantones La Fuente, El Tránsito, El Rosario, La Unión, Malacoff y a los caseríos La Loma, Zacamil, Las Flores y Los Naranjos es una odisea, la muerte ronda en sus calles y esto se agrava debido a que se han expandido las ventas ilegales de alcohol y otras drogas sin que nadie las restrinja ni las denuncie; las autoridades municipales parecieran estar de brazos cruzados o ni siquiera abren los ojos para buscar alternativas a esta debacle que amenaza a la población honesta y trabajadora y en lugar de ello cierran programas importantes como el proyecto de escuelas deportivas, no les interesa que los jóvenes se encuentren entretenidos en proyectos sanos para que eviten la delincuencia, el alcohol, las drogas y otros males, las autoridades municipales son indirectamente cómplices o quizá directamente responsables de la proliferación de estos males al dejar de apoyar estos proyectos para niños y jóvenes.

En la ciudad hay sitios de concentración de personas en estado de ebriedad que se mantienen haciendo desorden hasta altas horas de la noche, cantinas disfrazadas de tiendas y billares, lugares donde las mujeres decentes de cualquier edad no pueden atravesar, pues son acosadas y si es posible hasta agredidas; vecinos con paredes con olor a alcohol, a orina, con envases rotos, vómitos y suciedad frecuente fuera de sus viviendas, familias que deben permanecer a puerta cerrada por la delincuencia o por los ebrios que nadie controla.

Los hermanos en el exterior asistieron fielmente a su pueblito a celebrar, pero les tocó enterarse de primera mano de asesinatos en la zona rural, de que sus familias no pueden quedarse muy noche en las calles, de que muchos negocios cierran muy temprano, de que la cantidad de gente que viene con las “entradas” ya es muy poca, que existe el temor de ya no regresar a sus viviendas, de quedar a medio camino; por primera vez en la historia el 5 de diciembre ya no bajaron las entradas de todos los cantones, algunos por temor se quedaron y aunque existe la fe, el temor es alto y consideran que no deben exponerse, que es mejor prevenir.

Las tiendas son acechadas, cualquier negocio que se abra debe pagar renta, quienes logran buena ganancia se mantienen a pesar de dicho pago, algunos pequeños negociantes prefieren cerrar y buscar otra fuente de subsistencia, hasta la señora que baja del campo con su canastillo es víctima de acechos; hay zonas adonde ya no llegan proveedores, pues les exigen pago de renta o son amenazados a muerte, calles de acceso a zonas rurales que son controladas por las maras, que se puede entrar pero nadie sabe si puede salir, que se exige pagar para poder pasar; ya las tradiciones de antes no se pueden realizar, ya no se puede ir a cantones, a ríos, a caminatas; la gente teme hasta adentrase en sus propios terrenos y muchos venden sus propiedades por estar amenazados, por procurar mantenerse con vida aunque deban despojarse de sus propiedades; la solución que las autoridades les dan es facilitarles permisos para lotificar, para que vendan más rápido; esto causa nuevas zonas poblacionales, eliminación de árboles para construir viviendas, pero al final la delincuencia se mantiene y la cantidad de gente a extorsionar aumenta, generando más ganancia a quienes extorsionan.

En los centros escolares los pandilleros se infiltran, tratan de reclutar a los jóvenes, les facilitan teléfonos y otros equipos y luego les cobran exigiéndoles “favores”, trasladar mercancía, llevar mensajes, dar información y poco a poco se van perdiendo, inician las drogas, la delincuencia, la pertenencia a grupos delictivos; diversos estudiantes van de escuela en escuela, salen de una donde ya delinquieron y llegan como nuevo estudiante a una diferente a iniciar sus fechorías, los profesores deben quedarse callados y seguir el refrán “ver, oir y callar”, en lugar de que completamente los “asilencien”.

Transportarse en el sistema colectivo ya no es seguro, robos frecuentes, amenazas a los motoristas y cobradores, algunos de ellos asesinados, responsables de las muertes que siguen sueltos y mientras tanto sus familias en la inquietud de que no les pase nada, esperando el retorno seguro del jefe de familia, de los hijos, padres y esposos.

Ya hubo un préstamo millonario que para las autoridades municipales solo ha servido para el despilfarro, para pagar a medios de comunicación, para eventos de lujo, para banquetes, pago a promotores de eventos, a orquestas o grupos que curiosamente todas las alcaldías que gobierna el mismo partido contratan, para beneficiar a unos pocos; mientras tanto la gente se dio cuenta que la mayoría de bailes, aunque fueron gratuitos, no tuvieron la asistencia masiva que se esperaba, la presencia de policías en la ciudad no se toma como garantía, pues la cobertura de protección es insuficiente a todos los rincones acechados por delincuentes, que desde temprano rondaban las calles de la ciudad.

Es importante que se comiencen estrategias verdaderas de prevención y protección a la comunidad, ya que es una de las tantas promesas de campaña del alcalde Herrera, entre ellas un "CAM preventivo" y otras relacionadas con el deporte, con la zona rural, etc., etc.; que se corte de tajo la extorsión a tiendas, que se brinde seguridad en las zonas urbana y rural y que se implementen programas efectivos de prevención que incluyan a niños, jóvenes y adultos; que se logre que quienes vienen del extranjero tengan seguridad al hacer caminatas a cantones, ríos y parques de la ciudad, que no deban viajar a otros municipios para divertirse, que haya convenios de seguridad con las escuelas, que se invierta en educación, en seguridad, en beneficio social; ojalá pronto se tengan noticias de esto y se invierta adecuadamente lo que se ha prestado, que será pagado por los pobladores por muchas generaciones.