Nos encontramos en la víspera de un hecho que conmovió a El Salvador y a todo el mundo; fue hace 21 años, dentro de las actividades de liberación del entonces grupo militar Frente Farabundo Marti para la Liberación Nacional que se adentraba en el corazón de la capital salvadoreña en una ofensiva militar que dejó en entredicho la capacidad del gobierno y las fuerzas militares de ese entonces para derrotar a la entonces guerrilla; de una fecha en la cual en su desesperación y con el objetivo de culpar al frente guerrillero de una masacre, las fuerzas militares, con una orden del alto mando, asesinaron a los sacerdotes jesuitas y sus colaboradores al interior de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas; mañana compartiremos en la UCA en honor a la memoria de estos mártires cuyos culpables aun caminan libremente en las calles, con la venia del gobierno actual, sus autoridades y del gobierno español ,que no ha echado mano de las políticas internacionales para exigir su captura y de hecho hasta permitieron su show de autoresguardarse en la ex guardia nacional.
Se dice que fruto de esa guerra hubo familias desintegradas, se aumentó la migración y los gobiernos no previnieron las secuelas que al momento nos agobian; el gobierno norteamericano que en tiempos de guerra ayudaba al gobierno salvadoreño con millones de dolares, suspendió su ayuda, pues no le interesaba un país sin guerra y las consecuencias fueron notables en la juventud, en las familias, en la población en general.
La falta de oportunidades, el crecimiento desmedido de la población, las políticas orientadas a favorecer a pocos en detrimento de las grandes mayorías y el inicio de nuevos impuestos, entre estos el IVA, que solo afectan a los pobres, permitieron que se aumentara la necesidad de trabajo infantil, el trabajo de parte de la mujer y por lo tanto el abandono de los hijos y la falta de una educación integral; esto fue agravado al imponer leyes que limitan el papel del padre y del maestro, se comienzan políticas de "alfabetización" y educación con las cuales no importa el aprendizaje, la destreza, la capacidad; interesa pasar a los muchachos a un grado superior a toda costa y se pierde la competitividad; medidas como el aula acelerada y otras permitieron que los jóvenes fueran egresados con limitaciones y por lo tanto nunca fueran aptos para trabajos diversos; la falta de oportunidades agravaba el problema, la delincuencia fue incrementando, los drogadictos en las calles eran permitidos, los "huelepega" rondaban el centro de las ciudades, principalmente en la capital y el gobierno se interesaba por sus aliados, por los poderosos, por los dueños del país.
La delincuencia se fue haciendo negocio, pues grandes empresarios fundaban empresas para vender armas, la población en general se armó y dentro de esta población los delincuentes; no interesaba bloquear esta situación, pues la inseguridad permitía que en diferentes colonias se contratara la seguridad privada de Avila, del chele Torrez y de otros de la cúpula del partido en el gobierno y por lo tanto las famosas manos dura y superdura solo eran una pantomima; la delincuencia ha llegado a limites intolerables y la población comienza a dar gritos de desesperación implorando medidas mas drásticas y algunos hasta hablan de tomar acción por cuenta propia; el olvidar todo esto hace echarle la culpa al gobierno de turno, situación que aprovecha la derecha para tratar de engañar a la población, buscarlos como aliados, ganar nuevamente el poder y volver al circulo vicioso de políticas a favor de pocos.
Se debe buscar la responsabilidad de la situación actual en cada uno de nosotros, en nuestras familias y aunque es importante rezar, esto no es suficiente; se debe trabajar al interior de la familia y comenzar a aceptar y reconocer si nuestros hijos comienzan a caminar por malos caminos, si de repente aparecen con teléfonos celulares que no les hemos dado, si tienen saldo suficiente para chat, Internet, redes sociales y otros "lujos" que nosotros no podemos darles; debemos analizar de donde obtienen dinero o dichas facilidades,a quien venden su alma para tener lo que a nosotros antes nunca nos hizo falta.
Los maestros deben luchar no solo por sus intereses sino por los intereses de la población y del estudiante, por egresar solo al que lo amerita, por cambiar las políticas y planes de formación, por asegurar el aprendizaje, la moral, la cívica, la disciplina, el carisma del buen estudiante y futuro profesional.
Las autoridades debe luchar por buscar entre sus filas a delincuentes, a evitar que en la renta se pongan de acuerdo policías y mareros, a buscar mejores estrategias en su accionar que permitan protección a la población.
Las personas debemos apoyar denunciando al delincuente, evitando someternos a riesgo, no mantenernos a altas horas de la noche en las calles, a ser cautelosos en cuanto a nuestras amistades, nuestros vecinos y a organizarnos en comités de vecinos para luchar por la seguridad de las comunidades, por los bienes básicos, por agua, electricidad, educación, salud, seguridad, vivienda digna. No sea usted parte de la violencia, no se pelee por el agua pues esa la ofrece el creador, busque que todos tengamos salud, educación, vivienda digna y trabajo, busque el bien común, deje de hacerse la victima, no solo se de golpes de pecho, haga algo por buscar la paz social que tanto necesitamos; si usted genera violencia en su casa, con los vecinos, con el necesitado o con el que es de otro partido político, no se queje de la violencia que otros generan.
Los políticos debe dejar de ver solo los intereses de su partidos o aliados y trabajar de lleno en políticas de beneficio social, en combatir la base del problema y no las consecuencias, a mejorar el sistema educativo, a exigirle frutos a los maestros, a luchar por las adecuadas condiciones de vida de toda la población, a combatir la corrupción y el narcotrafico venga de donde venga.
El sistema judicial debe modernizarse, permitir castigar como adultos a menores de edad con delitos graves, a agilizar procesos judiciales, a mejorar las leyes, a buscar mejores profesionales en los cargos de jueces y fiscales, a mejorar los procesos de investigación para no dejar cabos sueltos y poder encarcelar al ladrón, al corrupto, al que contrata mareros para el trabajo sucio, al cabecilla.
Es tiempo de unirnos, es tiempo de hacer conciencia que debemos detectar aquello que nos separa y luchar juntos por un mejor futuro, a dejar de lado actitudes politiqueras cuando se busca el bien común, a ser solidarios con quienes nos necesitan, a ser garantes de la seguridad de nuestra comunidad, de nuestros vecinos, de nuestras ciudades; es tiempo de exigir a quienes corresponda que nuestros derechos sean respetados, pero también es tiempo de aceptar que si uno de nuestros familiares es un delincuente, debemos tratarlo de hacer rectificar su accionar o de denunciarlo como a cualquier otro delincuente; la conciencia social nos exige acción, nos exige que no solo hablemos, que no solo critiquemos, que dejemos de ser politiqueros, que esta bien ser creyente pero que no solo recemos, sino que también actuemos.
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