jueves, 20 de octubre de 2011

Después de la tormenta... ¿viene la calma?


El Salvador  finalizó un período de desastres naturales provocados por incesantes  lluvias que anegaron gran parte del territorio nacional; muchos muertos, miles de damnificados, cultivos perdidos, niños huérfanos, ancianos desprotegidos, casas destruídas, familias enteras sin techo ni abrigo y muchas necesidades abaten a un país pobre que trata de resurgir desde los escombros y desde las tierras inundadas.

El gobierno trata de hacer su parte y con la ayuda proveniente de países amigos y del Banco Mundial, prioriza sus actividades en tratar de restaurar las carreteras y caminos que llevan a los lugares más desolados, aquellos que necesitan ayuda, que necesitan una mano amiga que les de fortaleza y apoyo; mientras tanto, dirigentes políticos lo critican y tratan de opacar la gestión aprovechando la tragedia de muchos para actividades de desprestigio de un goberno en crisis, actividades politiqueras; el llamado del Presidente de la República de no hacer proselitismo no es escuchada y los partidos politicos tanto de derecha, izquierda o de pseudo centro, aprovechan para ponerse sus camisetas, utilizar las banderas y tratar de conseguir ayuda para llegar a los necesitados saludando con sombrero ajeno; los candidatos a alcalde buscan beneficiarse de la situación y ofrecen sus casas de campaña para que la gente lleve víveres y piden el voto, tal como lo hace uno de los candidatos de derecha en Tonacatepeque.

Los periódicos muestran la cara de tragedia de la gente, las necesidades y las pérdidas de todo un país, pero al mismo tiempo mencionan la alta probabilidad de que haya subida de precios, de lo cual los vendedores se aprovechan para inmediatamente subirle a los productos de la canasta básica aunque los hayan comprado a bajo precio, sin importarles afectar más al país.

Por eso pensamos ¿qué es lo que en realidad viene después de la tormenta?...

Las instituciones hablan de mayor endeudamiento del país, lastimosamente necesario; los salvadoreños hablan de ayudar, pero nadie dice como, queremos que el gobierno resuelva todo como si tuviera una varita mágica, pero no pensamos en sacrificarnos un poco.

Vale la pena hablar de la valiente labor de los cuerpos de socorro, bomberos nacionales, PNC,el ejército nacional y otras instituciones, hablar principalmente de personas a las que no les ha importado el riesgo de lesiones, de enfermedades, la fatiga, la falta de sueño y el hambre por ayudar a los damnificados; acceden a los terrenos en alto riesgo aun exponiendo su vida, a pesar que la gente desobedece sus lineamientos; se comprometen en llegar a lugares de alta vulnerabilidad aunque sea por una sola persona, sin importarles que ésta regrese al día siguiente a la zona de riesgo, sin importarles que nadie les ayude, que nadie les pague.

Nos esperan otros desastres provocados por el hombre pero secundarios al desastre, no nos espera la calma; esperamos el aumento de precios de combustibles, granos básicos, ropa, enseres diversos; esperamos que vengan muchas enfermedades que afectan principalmente a niños y ancianos; esperamos dificultades para desplazarnos por los graves problemas en la red vial; esperamos  dificultades para conseguir alimento por la pérdida de cultivos; esperamos problemas para cultivar más por los daños en la tierra; esperamos cambios en el ambiente por la pérdida de árboles, de flora y fauna natural; esperamos otros desastres que nos afectarán como humanos y nos harán luchar entre nosotros si no somos comprensivos, si nos falta ser solidarios, si pensamos solo en nosotros; esperamos aumento del precio de las medicinas y escasez de las mismas.

El país es demasiado vulnerable y no somos concientes del papel que nos corresponde tomar, que debemos sacrificarnos todos, que debemos ayudar al gobierno y a los cuerpos de socorro; todos debemos salir a colaborar en los desastres, no dejemos solos a los mismos de siempre; que las instituciones de salud se organicen para ayudar a los enfermos, para prevenir enfermedades y epidemias, para conseguir agua potable y adecuada alimentacion, vacunas y lo que sea necesario para paliar los males venideros; que los maestros suspendan las clases y se aboquen de lleno a trabajar en los albergues, en las calles, ayudando a los necesitados; que los alumnos desde tercer ciclo a bachillerato sean organizados en brigadas de apoyo a áreas y localidades que lo necesiten; que el ejército y la PNC con lo anterior, se desliguen de los albergues y hagan su trabajo de seguridad, de disciplina, de mantenimiento del orden; que el gobierno de lineas claras a todos sus ministerios  y dependencias para trabajar organizados y no duplicar esfuerzos de forma innecesaria.

Para situaciones futuras es necesario que en las escuelas y centros de estudio se capacite en desastres, en atención a víctimas, en primeros auxilios y que en las capacitaciones  se incluya a estudiantes y a maestros; que una vez haya necesidad, se suspendan las clases y estos se incorporen al apoyo comunitario, a atención de familias en albergues, en actividades de capacitación en las comunidades en riesgo; que en todo centro educativo desde educación media  hasta la universitaria se comience a hacer horas sociales en el mismo sentido, capacitando a comunidades en riesgo, trabajando en mitigación y prevención del peligro, que ayuden a disminuir la vulnerabilidad que la gente tiene por falta de educación, de conocimiento, de la magnitud de los riesgos a los que están expuestos.

Es tiempo de cambiar las políticas de prevención de desastres, de entender que es necesario educar a la gente para evitar muertes y luego trabajar en combatir las vulnerabilidades; en incorporar a todas las disciplinas en la atención de desastres, a estar más organizados y tener un potencial de gente capacitada para que no sean siempre los mismos cuerpos de socorro los involucrados, para disminuirles la fatiga, para ayudar mejor teniendo más personas dispuestas y adecuadamente capacitadas, para que desde antes de la tormenta ya haya cierta calma y luego las secuelas sean menores para todos los salvadoreños.

Sea solidario, tienda su mano, hoy por otros, mañana puede ser por nosotros.

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