Por: Francisco Quintanilla
El quehacer de la psicología tradicional durante muchas décadas ha estado orientado por la llamada dinámica de grupos, basada en teorías psicológicas que en el mejor de los casos intentan buscar la explicación de los problemas “mentales” y de personalidad al interior de lo que ocurre en los pequeños grupos y sobre todo en los grupos primarios, interesándose sobre todo por la forma como se perciben entre si los miembros de un grupo, en las relaciones interpersonales, en la comunicación y en modificar sus afectos e intentar que los miembros lleguen a aceptarse “tal como son”.
En un principio esta idea encanta o atrae a la persona común o aquellos que estudiando psicología creen que los problemas que la psicología y los psicólogos tratan, sus causas fundamentales se encuentran en la intrasubjetividad, es decir, en el mundo subjetivo de las personas.
Algunas teorías como las psicodinámicas ortodoxas buscan las causas en lo que ocurre en la subjetividad del niño, otras teorías psicodinámicas menos ortodoxas buscan las cusas no sólo en la subjetividad del infante sino que también en la del adolescente y en su pertenencia a la familia.
Otras teorías como la humanista de Rogers buscan las causas de los problemas mentales y de personalidad así también como la terapia para su solución en el presente, en el aquí y ahora, siempre concentrándose en las percepciones, emociones, en las relaciones interpersonales y en lograr que las personas de un pequeño grupo se acepten tal como son y descubran su potencial humano para alcanzar su autorrealización.
Esta forma de entender las causas de los llamados trastornos mentales y de otros problemas psicosociales, ha llevado a que la práctica de la psicología a lo largo de muchas décadas, las busque en el mejor de las casos en la dinámica de lo que ocurre en los pequeños grupos y sobre todo en lo que ocurre en los grupos primarios, como la familia y en el peor de los casos “encontrando” las causas de tales problemas en el individuo mismo, ya sea a nivel biológico o a nivel psicológico, cayendo en un reduccionismo biológico (biologismo) o en un reduccionismo psicológico (psicologismo).
Los efectos de esta forma de entender la práctica de la psicología ha llevado a que psicólogos(as), otros profesionales y hasta gobernantes le echen la culpa a la familia, a la crisis familiar, de que sea la responsable principal de que sus hijos e hijas se hayan convertido en drogadictos, alcohólicos, delincuentes, mareros, prostitutas, homosexuales, y desarrollen otros ¨trastornos” de personalidad, quitándole el compromiso y responsabilidad a toda la estructura de un determinado orden social y económico, como a la interacción dinámica de la familia con la sociedad.
Esta forma equivocada y reduccionista de entender el medio social y la influencia que éste ejerce sobre la personalidad individual, es decir, de entender que el medio social es sinónimo de medio social familiar, lleva y ha llevado a que la práctica de la psicología sea de carácter ahistórica, ya que sustrae a la familia y por tanto al mismo individuo de la relación dialéctica que los grupos primarios como la familia establecen con toda la sociedad nacional y mundial.
El no tomar en cuenta esta relación dialéctica de los individuos, grupos primarios y sociedad, no le permite al profesional de la psicología que se orienta por el paradigma de la dinámica de grupos, preguntarse por ejemplo ¿quién tiene más capacidad de incidencia, si la familia sobre la sociedad o la sociedad en su conjunto sobre la familia?, ¿quién tiene en la actualidad más influencia sobre la educación de los hijos e hijas, la familia misma o la sociedad con todo su desarrollo tecnológico?, tampoco se preguntan ¿cuáles son las causas de la actual crisis familiar?, ¿de dónde proceden estas causas si del interior mismo de la familia o de la influencia de la sociedad en su conjunto, o de su interacción? o ¿si la crisis de valores en la familia no es más que una expresión o consecuencia de los “valores” que la sociedad capitalista neoliberal con su alto desarrollo tecnológico trasmite a la familia?.
La tesis que se sostiene en este breve documento, es que si bien es cierto la familia misma es responsable en cierta parte de la educación de los hijos e hijas, también es cierto, que en la medida que la sociedad se vuelve más tecnificada y consumista, la capacidad que tiene de incidir sobre la familia y sobre los hijos(as) es cada vez mayor y cada vez más sofisticada. En este sentido, los hijos(as) dado que sus padres por las condiciones de vida a que han sido sometidos por el mismo sistema económico y social imperante, se ven obligados a pasar buena parte de su tiempo en la rebusca para llevar el sustento diario a su hogar, lo que propicia que sus hijos(as) queden más fácilmente a merced de los “valores” o más bien de los antivalores que el sistema capitalista neoliberal transmite a cada segundo por los diferentes medios de desinformación y de “comunicación” llámese prensa escrita, radial, televisiva, internet, telefonía celular, etc. La familia bajo este contexto de una tecnología cada vez más sofisticada e hipnotizadora de los sentires y pensares de los jóvenes, se vuelve cada vez más débil y lábil a los torbellinos consumistas del neoliberalismo que reducen a las personas en general y a los jóvenes en particular, a mercancías, a cosas que se mueven al ritmo del movimiento que impone este ordenamiento económico y social.
Los niños y los jóvenes son en este sentido las principales víctimas consumidores de los antivalores que el neoliberalismo difunde en los cuatro puntos cardinales, que como polen ha ido dando en forma acelerada los frutos que envenenan a nuestra niñez y a nuestra juventud, cayendo en el EFECTO COBRA.
El efecto cobra se refiere a que las personas, en particular los niños y jóvenes, se mueven como una cobra al son no de la música sino al son del movimiento del flautista, ya que como se sabe la cobra es sorda a los sonidos transmitidos por el aire, entonces los niños y los jóvenes se mueven al son de los movimientos del consumismo capitalista neoliberal, volviéndose sordos y aversivos a la ciencia y a la cultura, pero abiertos a los antivalores de este sistema que los ha reducido a una mercancía, y como toda mercancía, produce ganancias y son de carácter desechable.
Este carácter desechable lleva a que las personas no se den cuenta que han sido reducidas y tratadas como simples cosas, que terminan ellas mismas viéndose y valorándose como cosas, y como toda cosa inerte se mueve al ritmo de su creador, creador que al haberles anulado y expropiado la conciencia, crea las condiciones para que los niños(as) y jóvenes caigan más fácilmente en la maraña de la corrupción, llámese a ésta: prostitución, homosexualidad, delincuencia, alcoholismo, drogadicción, etc.
Desde esta perspectiva, la prostitución, la homosexualidad, la delincuencia, el alcoholismo, la drogadicción, el fenómeno Emo, son grupos minoritarios, marginales, que han sido producidos por los grupos minoritarios económica y políticamente más poderosos nacionales y trasnacionales del sistema capitalista neoliberal, que son los que por medio de la educación en todas sus formas de expresión y con todas sus herramientas tecnológicas, transmiten todos los antivalores necesarios que les permita anular, expropiar y asesinar conciencias, convirtiendo en forma progresiva y acelerada a este mundo en una especie de Sodoma y Gomorra, utilizando como trampa mortal la desintegración familiar y que como Pilatos, le echan la culpa a este grupo primario como la responsable de todos estos males.
Los niños y niñas que pronto se convertirán en jóvenes con su conciencia mutilada no logran percatarse que su familia no es más que una víctima más de los propósitos nefastos de los capitalistas neoliberales, que lograron desintegrarla, dejando de ser para ellos su grupo de pertenencia y también su grupo de referencia, lo cual los lleva a muchos de estos jóvenes y niños a buscar otros grupos en los cuales se sienta “aceptados” y “comprendidos”, sólo aquellos jóvenes que por diferentes razones resisten a los encantos del sistema, luchan por no caer en las garras de los grupos marginales que cada vez son más y más grandes.
Perdidos en los senderos de la vida sodomizada, los jóvenes desde niños van “creando” una realidad burbuja, es decir una realidad imaginaria que los aleja de la comprensión de la verdadera realidad, de la cruda realidad, de la nuda realidad, alejamiento que en la medida que es más grande, más imposible les resulta captar la pobreza económica y cultural en que se encuentran o aún más a que han sido sometidos por los designios del capitalismo neoliberal, en otras palabras no les permite captar que ellos y su familia no tienen para comer dignamente, pero si les “alcanza” para tener un teléfono celular de lujo y para las recargas, no les permite captar como les encanta la pachanga permanente que los esclaviza cada vez más y repudian la educación, la ciencia y la cultura que puede procurar su liberación progresiva de lo que los oprime y cosifica, no les permite entender que han sustituido la libertad y los procesos de liberación por el libertinaje y los procesos de esclavitud.
Los jóvenes desde niños por todo ese bombardeo alienado y alienista, proceso de lo cual muchos padres y madres forman parte dinámica, le abren su subjetividad a los antivalores, que en forma sutil los propietarios y administradores del poder económico les transmiten, por ejemplo, un antivalor que se ha transmitido en los últimos meses por medio de un símbolo que progresivamente se ha ido masificando por medio de la ropa, de cosméticos, de lociones, etc., es el símbolo del conejo, que señoritas y caballeros lucen con orgullo, no percatándose muchos que es el “valor” o antivalor de la prostitución internacional; en este sentido poco a poco ese conejo va penetrando en nuestra juventud, ya no sólo como un simple logo, sino como un estilo de vida a que los jóvenes tratarán de asimilar, de aspirar, y de vivir.
Algo similar está ocurriendo con la homosexualidad en el sexo masculino hoy en día, se puede observar el estilo de como los jóvenes se visten, siguiendo el movimiento de la moda que imponen los grandes poderes económicos, la forma de vestir en el hombre se ha feminizado, pero poco a poco muchos jóvenes van dando el salto, o más bien van siendo empujados, de pasar de una forma de vestir feminizado a una forma de vivir homosexual, a un estilo de vida homosexual, por supuesto con esto no se está afirmando que todos aquellos que han asumido esta forma de vida homosexual dirían algunos y otros dirían gay, tengan como causa el ser una moda, ya que el comportamiento humano es harto complejo, que un mismo comportamiento puede tener múltiples causas, aquí sólo se está agregando una posible causa más en forma actualizada, ya que en diferentes épocas de la historia de la humanidad, la homosexualidad ha sido entendida de diferentes formas, como también las causas han sido diversas.
Incluso se podría plantear que detrás de esta masificación progresiva de un estilo de vida homosexual, existe una política global y globalizante Malthusiana, es decir, una política de reducir la población por cualquier medio, incluida, la vía de masificación de este estilo de vida homosexual.
En este asimilar de estos estilos de vida, la relación dinámica entre la microestructura (la familia) y la macroestructura (la sociedad en su conjunto) juega un papel determinante.
En otras palabras, en la relación dinámica entre familia y sociedad existe una codeterminación, y en esta coderteminación la estructura social con todo su ordenamiento económico, político, social y cultural, armada de un bisturí llamado tecnología, cada vez más afilado, ha estado más capacitada de determinar la dinámica familiar como un todo y de cada uno de sus miembros, lamentablemente lo ha hecho para mal, para lograr sus propósitos más oscuros: cosificarla mediante la desintegración.
La familia en este sentido, su vida cotidiana, su quehacer diario no es más que la manifestación coyuntural, con sus propias características de la crisis estructural del sistema capitalista neoliberal, que la ha sodomizado, en consecuencia, la familia desintegrada y cosificada le devuelve a la estructura social, no personas, sino sujetos cosificados, dispuestos y disponibles como se planteó anteriormente a moverse bajo el efecto cobra, al son de los movimientos deshumanizantes y despersonalizantes de aquellos que teniendo el poder, el inmenso poder económico, político y militar, lo han utilizado para posibilitar una falsa liberación progresiva de la humanidad, es decir, para una acelerada mayor esclavización.
Pero ante esto, ¿qué papel han jugado los psicólogos(as) y otros profesionales que tienen que ver con la salud mental de la población?, así como también ¿qué papel han jugado los gobernantes?, o ¿qué papel ha jugado el Ministerio de Gobernación en países como El Salvador?.
Para el caso, el de los psicólogos que buscan las causas de todos los fenómenos mencionados hasta ahora en el individuo mismo o en el seno de la familia, además de ocultar con conciencia o no, las causas reales que generan todos estos comportamientos, se vuelven o se han vuelto administradores del poder estructural establecido y en una especie de domadores, que convierten a sus pacientes de leones enfurecidos en mansos ositos de peluches, los cuales para ser considerados como normales y reflejar que el tratamiento psicológico ha sido efectivo, deben terminar asumiendo con felicidad el destino que los llamados normales les han impuesto.
En el caso del actual Ministerio de Gobernación, no ha sido capaz de romper con la lógica perversa de los anteriores ministerios de gobernación, no regulan para nada, simplemente clasifican los programas que se transmiten por televisión, tirándole la responsabilidad a los padres y madres de familia, que como ya se dijo pasan poco tiempo en casa por estar buscando el sustento diario; lo mismo hace el Ministerio de Gobernación con el internet, la radio, la prensa escrita; no regula lo que en estos medios se difunde, dejando al libre albedrío a estos medios que se mueven a su antojo y a sus anchas, rociando los antivalores del sistema capitalista neoliberal.
A lo anterior se suma que el actual sistema educativo nacional está organizado para procurar el libertinaje de nuestros jóvenes, que los conduce en última instancia para convertirse en delincuentes, drogadictos, alcohólicos, prostitutas, homosexuales, emos, etc.; todo esto por supuesto acompañado por los derechos humanos mal aplicados y mal entendidos, ya que la mejor forma de entenderlos y aplicarlos, es mediante la comprensión y aplicación de sus opuestos o de sus complementos, es decir, de los DEBERES HUMANOS.
El desconocimiento de los deberes humanos en el sistema educativo nacional y en la sociedad en su conjunto, ha llevado no sólo a una inadecuada comprensión y mala aplicación de los derechos humanos, sino que también a un fortalecimiento de todos esos fenómenos sociales y psicosociales mencionados en este documento. El joven cree falsamente que los derechos humanos le permiten por una parte que ningún maestro pueda aplicarle el reglamento vigente en una determinada institución educativa, y por otra que bajo ese paradigma, él o ella es libre en la medida que se mueva bajo el espectro del libertinaje. Esta actitud y este comportamiento se ven fortalecidas por la estructura organizativa del mismo sistema educativo nacional y por los padres que no permiten que los maestros puedan intervenir o colaborar para orientar y corregir a sus hijos e hijas.
En síntesis, la crisis de la familia, es ocupada desde la psicología basada en la dinámica de grupos, como una sombrilla para ocultar las causas reales estructurales de las problemáticas sociales y psicosociales mencionadas anteriormente, por supuesto este encubrimiento consciente o inconsciente ha llevado a los gobiernos de turno a dar explicaciones ideologizadas, encubridoras de los responsables reales de tales males y a impulsar acciones que al proceder de diagnósticos equivocados, se convierten en algunos casos en acciones paliativas o en otros casos en lugar de superar esos problemas, los potencian más.
Para terminar con esta reflexión, cabe señalar que grandísimo es el reto que tienen los psicólogos y psicólogas del presente y del futuro inmediato, que es construir desde nuestra realidad salvadoreña y probablemente latinoamericana, una teoría psicológica que no sólo explique científicamente la relación dinámica del ser humano, los grupos sociales y la sociedad en su conjunto, sino que también procure la liberación progresiva del ser humano individual y grupal, superando todo reduccionismo ya sea biologista, psicologista y sociologista, como también enfrentando crítica y creativamente los procesos de libertinaje potenciados y posibilitados por el actual sistema económico en su estado neoliberal.
Santa Ana, octubre de 2011.
1 comentario:
que bien dicho esta... y es es ponernos a pensar sinceramente que estamos haciendo como futuros psicologos por cambiar....el ambiente de nuestros niños...
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