El Salvador ha llegado a un nivel de
tolerancia peligroso, los asesinatos abundan por doquier, en todas partes se
habla de fallecidos y tal parece que todo es normal; mueren madres, padres,
hijos y todo tipo de familiares, los amigos sienten la pérdida, los familiares
lloran a su ser querido, mientras muchos viven el día como si nada ha pasado. La
zona rural, antes tranquila, hoy es peligrosa, caminar por senderos en calles
de tierra ya no es tan tranquilo, encontrar hombres
con pantalones flojos, camisas fuera del pantalón, mangas anchas y calzado deportivo
hoy es un riesgo y mucho más si estos poseen tatuajes; encontrar mujeres ya no
es tan seguro, muchas de ellas son delincuentes, informantes o integrantes de
maras, la muerte acecha en todas partes.
La delincuencia pasó de ser un simple delito a
conformar estructuras de exterminio peligrosas, la guerra ha sido desatada y la
furia se ensaña con miembros de cuerpos de seguridad entre policías y soldados,
el que es militar no sabe si será atacado estando de servicio o de licencia, si
lo buscarán en su hogar o patrullando calles, los familiares temen a cada
momento por su ser querido, ser policía ha pasado a ser un riesgo, a ser un
blanco, a ser una víctima potencial. La guerra civil significaba una lucha entre
el ejército y la guerrilla con la población como espectadora, la situación actual
ha pasado a ser una guerra de los delincuentes contra la población y contra los
organismos de seguridad, el tener un negocio hoy es poseer un riesgo de
extorsiones y de amenazas, mas sin embargo algunos negocios ofrecen facilidades
para delinquir.
Uno de los vicios más peligrosos es el
alcoholismo y por mucho tiempo la población ha sido afectada por su existencia,
las cantinas comenzaron a proliferar y en algunos lugares los pobladores
comenzaron a exigir su cierre; sin embargo al hablar de cantinas se piensa en
un expendio de venta exclusiva de aguardiente, lugar donde los borrachitos se reúnen
y se mantienen esperando que alguien los invite, adonde gastan lo poco que la
gente les da para beber “poquiteado”, sin embargo hay negocios disfrazados que
venden mucho mas licor que estos expendios y que son poco o nada controlados,
que se mantienen abiertos hasta altas horas de la noche y que ofrecen bebidas
embriagantes sin controles, al por menor y mayor, que se enriquecen a costa de
otros y se burlan de los controles de las autoridades.
En estos lugares las personas, en su mayoría hombres,
se emborrachan, algunos lugares son camuflajeados como restaurantes, billares, tiendas
o cafeterías; la apariencia es una pero la realidad es otra, la venta de
bebidas alcohólicas es el principal rubro, es de donde se genera la ganancia
real y por lo tanto la burla a las autoridades y a la población es de forma
descarada; los padres de familia se mantienen en estos lugares hasta altas
horas de la noche, las madres llegan cerca con sus hijos o solas implorando que
salgan de dichos lugares, se generan pleitos entre familias, pero interesa más
el vicio, los “amigos”, el juego, la parranda.
Los cuerpos de seguridad vigilan, realizan
chequeos, hacen guardia; pero cuando se retiran llegan los delincuentes, se
cometen delitos diversos, algunos de muerte; a veces el fallecido es un trabajador
que fue alcanzado por una bala dirigida a otra persona, a veces es una persona
a la que buscan, otras como en un caso reciente es un ex empleado del sistema
de transporte; el fallecido es retirado, es llevado a Medicina Legal, la
familia espera impacientemente, el local es cerrado sin consecuencias para el
propietario; un nuevo día comienza, los amigos deciden paralizar el sistema de
transporte, la población se ve afectada, algunos aun no saben la causa, pero el
negocio donde fue el delito abre sus puertas con normalidad, como que nada sucedió,
solo interesa seguir ganando, nada importa que una vida haya sido cegada; los
que un día antes vivieron el terror del asesinato ante sus ojos se les olvida
el hecho y asisten de nuevo, la vida sigue igual, nuevamente bebidas alcohólicas,
nuevamente la madre acongojada con su hijo llegando a las puertas rogando por
responsabilidad, por comida, por atención; el padre irresponsable les da la
espalda, el vicio sigue, no practica el juego sanamente, solo llega a beber, algunos
pocos juegan mientras la mayoría se sigue emborrachando.
Los jóvenes no escapan de esta tentación, se
presentan a estos lugares, las madres y los padres ya no los controlan, se
quedan hasta altas horas de la noche, beben alcohol, algunos llegan a una casa
donde se reúnen y se emborrachan, no hay quien se salve, profesionales,
estudiantes, miembros de iglesias y otros; los que deben dar el ejemplo se
pierden, los que tienen la confianza de sus padres no les importa, mejor los
amigos, no hay que defraudarlos, una cerveza o un “traguito”no hacen daño, así
comienzan los vicios, así se someten a riesgos, así se pierden los hijos, por
la falta de controles y la excesiva confianza.
La lucha contra la delincuencia exige también un
mejor control de estos tipos de negocio, significa controles de horarios, que
los restaurantes, tiendas o cafeterías tengan limites para la venta de bebidas alcohólicas
a lo máximo una cerveza por plato servido, que el horario de cierre sea a las 9
PM o antes; que los billares no sean venta de cervezas, sino un centro de recreación
como su rubro indica; si esta restricción los hace negocios no sostenibles
probablemente serán cerrados, pero entonces el billar, en otros países deporte,
puede ser promovido como una actividad sana por las autoridades municipales
bajo normas y controles; que los padres de familia sean responsables, que
tengan más tiempo para sus hijos y compañeras de vida, que se potencie la unión
familiar, la responsabilidad, el ejemplo a los hijos.
Es tiempo de cambiar las reglas, es tiempo de
frenar la delincuencia de otras formas, de cambiar leyes, de hacer que los
reclusos trabajen y se ganen su alimento, de poner controles a los negocios, de
aumentarles los impuestos a los lugares donde se permita vender bebidas alcohólicas,
que se les imponga horarios de apertura y cierre, limites de venta por persona,
que se fomenten costumbres de una vida sana y de una convivencia social,
familiar y personal; es tiempo de ver a su casa, de conocer los pasos reales de sus hijos, de que merecen su confianza, de volver a las horas estrictas de llegada a casa, de tiempos de estudiar y tiempos de ocio, de television sana, de saber si fuman, beben o ingieren drogas, de educarlos, de llevarlos por el camino correcto; la educacion comienza en el hogas, no espere que sus hijos sean responsabilidad de los maestros y mucho menos de sus amigos.
1 comentario:
Yo mas bien creo que este problema radica en las cantinas, expendios y donde se vende "guaro". En el matorral, donde hoy es mas inseguro porque las empresas que venden y distribuyen el guarito se han dado a la tarea de levantar su negocio donde nadie los ve, ahi refundido en el pueblo. Al menos en la ciudad podes tener un poco de ordenanza municipal, pero en el campo no.
Publicar un comentario