Nuestros jóvenes muestran diferentes tendencias y visiones sobre lo que son lugares para la sana recreación, deporte y otras actividades que estimulen la mente y el cuerpo de forma sana y que logren aprendizaje para la vida; al finalizar el año lectivo y principalmente desde primaria a bachillerato, queda mucho tiempo de holgura donde los padres no se interesan por que sus hijos sigan estudiando y ante la falta de lugares para la recreación y sana convivencia o por el temor que se provoca cuando las canchas o centros deportivos son frecuentados por maras, estos acuden a lugares dentro de la ciudad donde pueden reunirse con amigos o vecinos y así, muchas veces, gastar su tiempo.
Hay ciudades donde los lugares para poder pasar el tiempo son los parque, los “cibercafés” y, en el peor caso, los billares; y es que no decimos que jugar billar sea malo, considerando que es considerado a nivel mundial un deporte; sino que lo malo es cuando estos lugares disfrazan otro tipo de negocio, como por ejemplo las cantinas.
Del 100% de billares en las ciudades, puede que una mínima cantidad pongan restricciones al uso y abuso de cerveza, cigarrillos y no existe control del uso de sustancias prohibidas, los cuerpos de seguridad si bien los vigilan periódicamente, son pocas las veces en que se hace una buena medida para determinar si se cumplen las leyes y si no se hace uso de dichos lugares para la perdición de la juventud.
Es importante analizar también el papel de los padres, quienes no saben que lugares frecuentan sus hijos ni que actividades realizan, las visitas a los cibercafés es solo para chatear o buscar comunicación mediante diferentes sitios web y en el peor de los casos, si no hay medidas de control en estos lugares, para la visión y descarga de videos de pornografía; los billares se han convertido en lugares de venta libre de bebidas, de pleitos, de apuestas y otras cosas desconocidas.
Es importante entonces que sean los padres los primeros en educar a los hijos y preocuparse de que visiten lugares de sano esparcimiento y que acudan a ellos para hacer actividades de provecho, de ganancia de conocimientos, de aprendizaje, de cultura.
Deben catalogar adecuadamente los lugares a visitar y las actividades que sus hijos realizan, de manera de asegurar un camino recto y un futuro esperanzador, lograr que superen las pruebas educativas y si no las aprueban buscar que se refuercen y se nivelen académicamente, promover en los hijos la superación y la ambición de auto desarrollarse y evitar lugares que los lleven por caminos erróneos o donde se rodeen de personas que puedan causar en ellos una mala influencia.
Un cibercafé sin controles puede ser un porno café y un billar sin controles hay que quitarle las letras “ill” y decir que es un simple bar.
Siempre existen y deben aprovecharse de parte de los jóvenes y de los padres, cursos o capacitaciones impartidas por iglesias, municipalidades u otras organizaciones para aprender sobre el arte, la cultura, computación, pastelería, artesanías y otros; pero muchas veces los padres no inscriben a sus hijos por ideas religiosas, ignorancia, porque “a sus hijos les da pena”, por simple descuido o desinterés.
El futuro de los hijos es obligación de los padres, quienes deben tomar el tiempo necesario y suficiente para saber qué lugares visitan sus hijos y si lo que hacen es de provecho para ellos y la seguridad de las instalaciones diversas de las municipalidades es responsabilidad de las alcaldías y de las autoridades, quienes deben garantizar que se cumplen las leyes y no son sitios de perdición y vicios.
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