Por: Francisco Quintanilla
La formación de los maestros,
cualquiera que sea el nivel o ciclo para el cual han sido formados, ha sido
asumida en este país por diferentes instituciones, entre ellas las famosas
Escuelas Normales Superiores, pasando por los Tecnológicos, hasta llegar a las
Universidades.
Estas instituciones reflejan a la vez
periodos en la decadencia de calidad en la formación de los maestros en El
Salvador.
En el siglo XX, antes de la creación
de las “Escuelas Normales Superiores, “los maestros eran por lo regular
bachilleres o Doctores, pero con la fundación de la primera Escuela Superior en
1950 se le da cuerpo a la formación profesional en este nivel”.[1]
En la década de los 50 se crearon 14
Escuelas Normales Superiores[2],
en las que se formaban maestros para los niveles de educación básica e incluso algunas
formaban maestros para el campo y otras para la ciudad, como puede verse en el
siguiente cuadro, en el cual se presentan datos estadísticos de 1958 sobre la
cantidad de estudiantes aspirantes a maestros por año de estudio:
POBLACIÓN ESTUDIANTIL NORMALISTA EN EL AÑO 1958
NOMBRE
DE LA ESCUELA
|
1º.
|
2º.
|
3º.
|
4º.
|
TOTAL
|
1. Escuela
Normal España
|
76
|
106
|
96
|
|
278
|
2. Escuela
Normal Alberto Masferrer
|
110
|
78
|
54
|
|
242
|
3.
Normal de Chinameca
|
89
|
70
|
75
|
|
234
|
4.
Normal Francisco Gavidia
|
66
|
70
|
41
|
|
177
|
5.
Normal Cap. Gral. G. Barrios
|
77
|
78
|
54
|
|
209
|
6.
Normal del Colegio Espíritu Santo
|
48
|
15
|
9
|
|
72
|
7.
Normal del Colegio Santa Inés
|
18
|
15
|
19
|
|
52
|
8.
Normal del Instituto Don Rúa
|
7
|
7
|
8
|
|
22
|
9.
Normal del Instituto Rosario Fátima
|
12
|
8
|
|
|
20
|
10.
Normal del Colegio Bautista
|
26
|
14
|
10
|
|
50
|
11.
Normal del Instituto Moderno de
Occidente
|
50
|
|
|
|
50
|
12. Escuela Normal Rural de
Izalco
|
48
|
51
|
51
|
43
|
193
|
13.
Normal Rural de Suchitoto
|
80
|
59
|
45
|
31
|
215
|
14.
Normal Rural de Usulután
|
46
|
15
|
29
|
|
90
|
|
|
|
|
|
|
TOTALES
|
753
|
586
|
491
|
74
|
1,904
|
“En 1968, se creó la Ciudad Normal
Alberto Masferrer, donde se formaron maestros para la educación básica, y se
inició el plan de formación de maestros
para primer y segundo ciclos de educación básica, convirtiéndose esta Escuela
en la rectora de formación y perfeccionamiento para los niveles de educación
parvularia, básica y media”[3].
Lamentablemente estas Escuelas fueron
clausuradas por diferentes razones, ya sea por falta de visión acerca de la
importancia de la educación de calidad para el futuro de un país, o por razones
políticas - ideológicas, que vieron en estas Escuelas un peligro, ya que
formaban maestros, en su mayoría con una alta capacidad creativa, crítica y
cuestionadora de las realidades injustas
que vivía El Salvador en aquellas épocas y que en la actualidad lamentablemente
no se han superado tales injusticias.
Al ser clausuradas las Escuelas
Normales Superiores, la formación de los profesores fue delegada a los
tecnológicos y a las universidades. “La Ciudad Normal Superior Alberto
Masferrer fue cerrada en 1981, a partir de entonces la responsabilidad de formar
maestros de educación básica pasó a los institutos Tecnológicos, trasladándose
así la formación de educación media a la educación superior”[4].
Esto se hizo de parte del Gobierno de la república, por medio de su Ministerio
de educación en forma improvisada, lo cual trajo como ya se sabe, consecuencias
negativas serias para la educación del pueblo salvadoreño, ya que ni los
tecnológicos ni las universidades (pública y privadas) poseían la
infraestructura adecuada y por su naturaleza, tampoco estaban preparadas para
formar maestros de calidad para esos niveles, como lo estaba la Ciudad Alberto
Masferrer.
Muchas universidades privadas,
hicieron un negocio redondo de la carreras de profesorado, no les importó la
calidad, sino la cantidad; entre más estudiantes tenían en estas carreras y más
graduaban, más ganancias económicas representaba para estas instituciones.
En la actualidad, sólo son tres
universidades, las que se encargan de formar maestros para los niveles
parvulario, primario y secundario: la UES, la Universidad Pedagógica y la
UNICAES.
Actualmente, según Bases
Magisteriales, “existen en el país
42,106 maestros empleados por el MINED y 20,000 sin trabajo”[5].
En este escenario, se detectan que bastantes maestros, trabajan en niveles,
ciclos o materias para los cuales no han sido formados o preparados, por
ejemplo en el diagnóstico realizado en 1994 en la Zona Occidental de este país
sobre el sistema educativo, se detectó que había abogados, maestros de letras y
licenciados en educación “impartiendo
materias como ciencias Física, Química y Biología, o maestros de
Sociales “impartiendo” Matemáticas.
El gran ejercito de maestros
desempleados permitió y sigue posibilitando que los partidos políticos (PCN,
PDC, ARENA y FMLN), jugaran con las necesidades y dignidad de estos maestros, a
tal grado, que desde la década de los 70
y sobre todo a partir de la década de los 80, las plazas se han venido otorgando no por la
capacidad, sino si el maestro está en la disposición de ponerse al servicio del
partido político en el poder. Es a partir de este fenómeno, conjugado con las
necesidades económicas de los maestros, que muchos de ellos obtienen plazas
para trabajar en los niveles, ciclos o materias para los cuales no están
preparados.
Varios maestros del nivel básico y de secundaria sostienen,
que incluso se encuentran personas con sexto o noveno grado, que por la vía de
los diferentes partidos políticos que han estado en el poder, lograron no sólo
comprar o les regalaron el título de profesores, sino que también han obtenido
trabajo de maestros por la misma vía.
La crisis del sistema educativo de El
Salvador como se ve, es de carácter histórico, en la cual se han conjugado una
serie de factores económicos, sociales, políticos, militares y pedagógicos.
Hablar de la crisis del sistema
educativo nacional, como se planteó en el artículo SE MIRAN PERO NO SE VEN, es
reflexionar sobre la participación en esta crisis de todos los actores directos
e indirectos, participación que ha ido lamentablemente orientada no a su superación,
sino a su agudización.
En este escenario, que es muy caótico
educativa y científicamente para los destinos de la Nación salvadoreña, es
importante hacer una reflexión más detenidamente de los tres actores más
importantes del sistema educativo: los maestros, los alumnos y lo padres y madres de familia, sin dejar de hacer, por
supuesto una valoración, del actual Ministerio de Educación y de sus políticas.
Los maestros, el cual como se
mencionó en dicho artículo está constituido de buenos maestros, pero también de
muchos maestros que estudiaron esta tan desvalorada, pero trascendente
profesión para los destinos de una Nación, no porque tuvieran vocación de ser
maestros, sino porque es una carrera profesional corta en comparación con otras
carreras y más barata económicamente hablando.
La palabra maestro, deriva de la
palabra magister que es una voz latina derivada de la raíz griega “Mag”, que
significa “el que es más”, el que toma asiento junto al que aprende[6].
De este significado, que es más que un significado lingüístico, sino también
ideológico, en cuanto orienta una forma de hacer docencia y en cuanto reproduce
una forma de dominación, se desprendió la forma tradicional de hacer
docencia o de entender la educación, como es la educación bancaria, la cual
implica que hay uno que sabe y enseña (el maestro) y otro que no sabe y es el
que aprende, que no es más que la expresión del paradigma
enseñanza-aprendizaje, que continua siendo el modelo predominante en el sistema
educativo nacional salvadoreño, muy a pesar de que teóricamente se habla de la
necesidad de trascender al paradigma aprendizaje-aprendizaje, donde tanto
maestro y alumno son sujetos que
aprenden mutua y dinámicamente.
En el escenario educativo
salvadoreño, se encuentran muchos tipos de maestros, que pueden clasificarse de
diferentes maneras, aquí se desarrollarán sólo algunos.
La primera es de acuerdo a su preparación académica y nivel
de exigencia, los maestros se pueden clasificar en: los que no le exigen
académicamente nada al educando porque no le aportan nada, los que le exigen
demasiado más de lo que le aportan al
educando, y los que exigen calidad en función de lo que le aportan
académicamente al educando.
Los primeros, los que no le exigen
académicamente nada al educando porque no le aportan nada, se caracterizan por
las siguientes cualidades: no preparan
absolutamente ninguna clase, por lo que no leen ningún buen libro; abusan del
texto en el sentido que sus “clases” se reducen a poner a los estudiantes a
leer y copiar de tal página a tal página sin siquiera elaborar una guía de
lectura que permita que la lectura sea dirigida; abusan de las técnicas o
dinámicas “participativas”, en el sentido que hace creer que porque pone a los
estudiantes a jugar, su clase es participativa, convirtiéndose en un
dinamiquero; es un gran artista para los chistes; es impuntual para iniciar las
clases, no se desprende del teléfono celular, es decir, prefiere atender una
llamada a su celular, que continuar con su clase; siempre le da la razón a todos
los educandos afirmando que todo lo que dicen está en lo correcto, nunca le
aporta algunos elementos complementarios a lo que estudiantes exponen; regala
puntos por cualquier actividad, hasta por la asistencia, en fin su
procedimiento pedagógico es el de la educación piñata, lo cual le permite
encubrir sus deficiencias como maestro y no ser cuestionado por sus educandos,
los cuales no dicen nada porque aprueban la materia, aunque no aprendan lo que
se requiere aprender.
Los segundos, los que exigen demasiado
más de lo que le aportan al educando, se caracterizan por las siguientes
cualidades: medianamente preparan sus clases, leen muy poco; finge ser un gran
lector; no acepta que sus alumnos lo corrijan cuando se equivoca; ve al
estudiante como un ente pasivo y recipiente de conocimientos; sus exámenes se
caracterizan porque con frecuencia elabora preguntas o ítems que no reflejan
los contenidos que ha desarrollado en clase; le gusta que sus educandos cumplan
las reglas impuestas en clase, pero no le gusta cumplirlas a él; su método es
la de las reprobaciones masivas, con lo cual encubre sus deficiencias como
maestro.
Los terceros, los que exigen calidad de
acuerdo a lo que le aportan académicamente al educando, se caracterizan por las
siguientes cualidades: la lectura es una pasión, constantemente preparan sus
clases, sus acciones pedagógicas obedecen a una planificación, con objetivos
pedagógicos y didácticos claros, ve al educando como ente activo, dinámico,
asimilador crítico y creativo de
conocimientos; sus esfuerzos van encaminados a establecer el vínculo entre
teoría y práctica; acepta con humildad cuando se ha equivocado, y está
dispuesto a superar sus errores; sus exámenes siempre están integrados por
ítems que reflejan los contenidos desarrollados en clase; y su vacíos, nunca
los encubre ni con promociones ni reprobaciones masivas, sino con una
capacitación constante.
Una segunda clasificación de maestros
es de acuerdo a su actualización, acá se encuentran dos tipos de maestros: los
que constantemente se están actualizando y los Jurásicos.
Los primeros se caracterizan porque constantemente buscan
participar en programas de capacitación, cortos, medios o de larga duración,
sienten una pasión por el estudio y por la investigación científica, saben perfectamente
que el aprendizaje es constante, no tiene fin, son autodidactas.
Los segundos se caracterizan, porque
muestran un repudio por las capacitaciones a corto y no se diga por las de
mediano y de larga duración; para
ellos(as) leer es un martirio, una tortura; consideran que desde que se
graduaron, ya todo lo saben; las fichas con que desarrollan sus clases, siguen
siendo las mismas desde hace muchos años, como si el tiempo y la realidad fuera
la misma, creen que por el mero hecho de tener muchos años de trabajar como
maestro, el tiempo por el mismo tiempo ya les da sabiduría.
Ahora bien es importante destacar,
que las capacitaciones que debe de impulsar el MINED, deben ser auténticas
capacitaciones, orientadas a elevar la capacidad científica y pedagógica-didáctica,
y no orientadas a legitimar las promociones masivas sin sentido por medio de la educación piñata, como son las que
mayoritariamente se vienen impartiendo en los últimos 20 años.
Bueno, pero así como con el trascurso
del tiempo, se ha venido deteriorando la calidad en la formación del maestro,
también se ha venido deteriorando la calidad de los educandos, cuyas causas, no
sólo se deben atribuir, a la baja calidad de buen porcentaje de maestros, que
laboran en el sistema educativo, tanto en instituciones públicas como en
privadas, sino que también a otros factores, como en el caso de las políticas
del mismo sistema educativo nacional impulsadas por el MINED, que como se
expuso en el artículo SE MIRAN PERO NO SE VEN, van orientadas a sacrificar la
calidad en nombre de la cantidad, mediante las promociones masivas, que han
llevado al educando a concebir que por
el mero hecho de que están matriculados en una institución educativa y asistir
a clases regularmente, ya están aprobados para acceder al nivel o grado
superior, percepción que es apoyada por muchos padres de familia; a estos
factores, se pueden incluir, el hecho de que la educación en las últimas
décadas se convirtió, no en una condición básica para impulsar el desarrollo de
El Salvador, sino en un negocio, lo cual llevó y ha llevado al surgimiento y
creación de una infinidad de instituciones privadas (desde Kínderes hasta Universidades),
que no les interesa la calidad, sino el lucrarse económicamente; otro factor,
es el carácter hipnotizador de la cultura del consumo, que somete y pulveriza
la conciencia, pensamiento e imaginación de los jóvenes, mediante el poder de
la tecnología, que no ha posibilitado su liberación, sino su esclavización progresiva.
Muchos maestros de diferentes niveles
del sistema educativo, sostienen que los educandos mediocres de hace unos 40 o
50 años atrás, constituyen los mejores estudiantes de ahora; con suerte estos
mejores estudiantes, los encuentran entre uno y dos por curso o grado en que
imparten sus clases, más del 90% de estudiantes, no les interesa el estudio,
van a la escuela sólo por no estar en la casa, y cuando estudian, lo hacen una
noche antes del examen.
Estos estudiantes, si es que
estudian, están “conscientes” que aunque aplacen, el maestro está en la
obligación de aprobarlos, ya que la las leyes del sistema educativo así lo
exigen, también, saben que ningún maestro puede corregirlos o llamarles la
atención, ya que la ley LEPINA (ley de protección de la niñez y la
adolescencia) los protege, esto los ha llevado a que varios educandos reten al
maestro para darse a golpes, o amenacen a muerte a los maestros que le exigen académicamente o que los quieren corregir por
alguna falta.
Son poquísimos los estudiantes que
quieren salir adelante, ser mejores académicamente, pero en este caos, les
resulta bastante sino imposible, muy difícil; todo esto, lo va dejando claro
año con año los resultados de la PAES y de la prueba de conocimientos que se
aplica a los aspirantes a ingresar a la UES; sin embargo, hasta ahora el MINED,
al no reconocer las causas reales de este fracaso escolar, que realmente es un
fracaso del sistema educativo nacional, no ha hecho o no ha impulsado las
transformaciones radicales necesarias que permitan enrumbar el sistema
educativo nacional hacia mejores derroteros, aumentando la cantidad pero sin
sacrificar la calidad de la educación en El Salvador.
En síntesis, sería muy bueno que el
MINED en conjunto con la Universidad de El Salvador y con la participación del
sector del magisterio Nacional, recuperaran lo mejor de la Ciudad Normal
Alberto Masferrer y de las Escuelas Normales, no para copiarlas , sino para
superarlas, ya que las actuales instituciones que se encargan de la formación
de maestros, no tienen los recursos de infraestructura adecuados y necesarios,
como tampoco están lo suficientemente capacitados para tan ingente labor;
también es necesario superar, clausurar esas políticas educativas que legaron
los gobiernos areneros y no seguirles dando continuidad, dado que le continúan
haciendo un daño, que ya va pareciendo irreversible a la Nación Salvadoreña; es
urgente despartidarizar el sistema
educativo nacional y elaborar un plan educativo de Nación a corto, medio y
largo plazo, que permita que El Salvador tome como uno de sus pivotes
fundamentales para comenzar a salir del subdesarrollo, a la educación y
mediante ella al desarrollo científico-técnico desde y para las realidades salvadoreñas
y latinoamericanas; por último, es necesario históricamente que el MINED y la
UES, posibiliten que los maestros de vocación sean no sólo actores, sino que
también autores del destino del sistema educativo nacional.
Santa Ana, 2 de diciembre de 2011.
[1] -www.diss.fu.berlin.de, “Sistemas Educativos nacionales”, pág. 80.
[2] -El Diario de Hoy, sábado 19 de julio de 1958.
[3] -www.oei.es/quipu/salv, “Organización y Estructura de la Formación
Docente en Iberoamérica”, pág.3.
[4] -Idem,
[5] -La Prensa Gráfica, martes 22 de febrero de 2011.
[6] -www.iupuebla.com, “Simposio Permanente Sobre la Universidad”,
1993.
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