Este 1º de mayo se celebra a nivel mundial el día del trabajo, fecha en que también se beatifica al máximo trabajador por las almas, en que se recuerdan las luchas, la sangre y la muerte de los mártires de Chicago por mejores prestaciones, por horarios razonables, por mejores condiciones de vida, salario, salud, recesos, reposo; en que se acordó que debía laborarse solamente 40 horas semanales, en que se dignificó el trabajo.
En el país se preparan muchas marchas, saliendo de diferentes lugares, algunas en contra de las medidas gubernamentales, en contra del mísero salario, de la burla sufrida con el aumento del salario mínimo en la empresa privada y del alto costo de la vida; en estas fechas lastimosamente no se habla de trabajo sino de las altas tasas de desempleo y mucho peor, todavía en nuestro país exigimos se cumpla lo conquistado en aquellas fechas memorables.
En El Salvador se han olvidado de las 40 horas semanales y se disfraza la explotación del trabajador de varias maneras, se contrata por 8 horas y se descuenta si hay demora en la llegada pero no hay hora de salida, no se justifica que se llegue tarde por los paros de transporte, se contrata al trabajador en 2 jornadas de 4 horas dejando fuera de ella el tiempo de almuerzo, se ponen metas por unidad de tiempo, metas inalcanzables por nuestros obreros y obreras y que por lo tanto si la destreza no ha sido alcanzada o si la fatiga afecta la velocidad para conseguir esa meta, cada vez se sale más tarde y no se pagan horas extras, no se provee subsidio para pago de taxi si a la hora de salida ya no hay transporte, no se paga por comer fuera de casa que es muy caro, se olvidan de la seguridad de la gente, del sacrificio que les cuesta llegar al trabajo, de que las mujeres dejan abandonados a sus hijos y mientras mas tarde llegan a su casa tienen menos tiempo para educarlos y luego las hacen responsables de los hijos que no estudian, que se hacen de maras, que son potenciales desempleados por no tener preparación, se acelera el circulo vicioso de la delincuencia, del desempleo, de la falta de desarrollo humano, mental, tecnológico, vocacional.
En nuestro país falta conciencia, los políticos siguen buscando como aprovecharse de la gente, algunos acompañarán a los trabajadores y no trabajadores en sus marchas, gritarán a la par de ellos exigiendo trabajo digno, gritarán “queremos aumento al salario mínimo”, pero cuando se sientan cómodamente en sus curules y comen banquetes del impuesto de los pobres se les olvida hacer leyes a su favor, les tiemblan las manos, se les tulle la mente, se les endura el corazón, dicen a gritos entonces que el país está mal, que no hay para salarios, que no se puede generar empleo, que no se pueden dar aumentos, que deben subirse impuestos, que todos debemos ser responsables en el ahorro; pero si hay que aumentar salarios a sus puestos, a sus viáticos, a sus viajes, entonces se olvidan de sus palabras, dicen necesitar dignificar su trabajo, se vuelven hipócritas y lo son mas cuando marcha alguien que gana más de 3 mil dólares a la par del que come con menos de un dólar por día.
Pero existe otra falta de conciencia, los que tienen trabajo y no lo cuidan, los que pasan hablando por teléfono, los que toman más tiempos en sus recesos, los que faltan a cada rato, los que son alcohólicos y no asisten los lunes y se van tempranos los viernes, los que tratan mal al cliente, los que se aprovechan de permisos y otras prestaciones; estas personas son principalmente de empresas estatales e instituciones en las cuales se olvidan también de que muchos que no tienen trabajo harían el de ellos mucho mejor, con mas voluntad y por menos salarios, se sienten inamovibles, se refugian en sindicatos que los defienden a toda costa, que solo buscan aprovecharse de su inmunidad, que no tienen conciencia.
Los sindicalistas actuales también marchan este 1 de mayo y dice ser justos como los mártires del pasado, pero en su mayoría luchan no por ideales de justicia laboral sino por argollas de poder, se ponen de acuerdo con políticos, defienden al trabajador irresponsable, trabajan sobre la base de la violencia, cierran calles quemando llantas, agreden a quienes se les acercan, rompen vidrios de carros, pintan casas que son propiedad privada, hacen delincuencia aun frente a las autoridades.
Este 1 de mayo debe de reflexionarse sobre una verdadera justicia laboral, con salario digno, con empresas privadas respetando las leyes laborales, las horas de trabajo, que paguen horas extras cuando la cantidad de tareas no pueda hacerse en 8 horas, que den seguridad a sus trabajadores y buenas prestaciones; se debe luchar por instituciones del estado eficientes, con buen trato al cliente, con adecuado aprovisionamiento de materiales y equipos de alta tecnología, con agilidad en sus trámites, con calidad de trabajo; se debe luchar por sindicatos que se esfuercen por sacar a su empresa adelante, que defiendan al trabajador que lo merezca y que si un trabajador es malo, sinvergüenza, aprovechado, delincuente y trata mal al cliente que ellos mismos hagan que se despida, que luchen por una verdadera reivindicación del trabajo y por que las empresas se desarrollen, para que de esta manera crezcan y puedan generar empleo a más personas; cada uno de los que de una u otra manera tienen trabajo deben luchar por hacerlo bien, por dar lo mejor de sí, por tratar bien al cliente, por ser productivo, por ser ejemplo para su compañeros y sus hijos, su familia; pero también debe lucharse porque hay un mejor gobierno mejor clase política, mejores condiciones de trabajo, por un mejor país.
Hasta que todos, trabajadores, estado, empresa privada y organizaciones seamos mejores y busquemos el desarrollo de la sociedad, hasta que seamos justos y no unos aprovechados, hasta entonces podremos gritar ¡viva el día del trabajo!
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