Colaboración AnónimaAlgo importante de recordar en Tonaca es que cada año, en la época de fiestas patronales llegaba la caravana de Aniceto Porsisoca y el Chele Ávila, el centro de reunión para ver su show era el quiosco del parque Villafañe, llegaba mucha gente que gustaba ver la comicidad espontanea y el talento natural de Don Carlos Álvarez Pineda (Aniceto Porsisoca), quien junto a su amigo Rey Ávila (El Chele Ávila) inventaban una que otra jugarreta para hacernos reír. En realidad no les costaba, pues Aniceto Porsisoca tenía un humor natural y era el que realmente generaba el espectáculo, mucha gente se atrevía a subir al escenario a abrazarlos, otros, a participar de las diversas actividades.
Uno de los juegos en el que todos los cipotes querían participar (como decía Aniceto “uno de cipote es tonto”, pero ellos se aprovechaban de que también “uno de cipote es galgo”) era cuando había competencia de comer golosinas, Aniceto decía que iba a ganar el cipote que terminara de comer más rápido, la competencia iniciaba con una fruta e iban aumentando otras cosas. Solo querían 5 niños, subían como 20, al final tocaba elegir quien debía participar y comenzaba la competencia.
Algunos por comer rápido se comían el guineo con todo y cascara, venia la sandia, la cemita “alta”, una naranja sin pelar, una manzana (más bien un perote); luego de tanta fruta venia un limón sin pelar, los cipotes le arrancaban la cáscara con los dientes y lo mordían hasta tragárselo prácticamente entero, pero antes debían masticarlo aunque sintieran que se les quebraba la quijada; lo divertido y que hasta hacia que varias personas arrugaran la cara, era el final, luego de tanto cítrico acido finalizaba con una melcocha, de esas que ya casi no encontramos en Tonaca, aquellas que en esos tiempos eran grandes y chiclosas; todos nos imaginábamos a los cipotes querer comer rápido con los dientes destemplados, pero en fin, siempre había un ganador.
Luego hacían actos donde se presentaba una obra ya preparada por ellos, pero les gustaba más interactuar con la gente y hasta hacer un sistema de búsqueda de talentos, que era no comercial, no como el actual “cantando por un sueño”.
Empezaba a llegar la gente y sonaban las pistas, generalmente subían quienes gustaban de cantar rancheras, había desde el menos al más desafinado y la gente tenía que decidirse por un ganador, al final ganaba más por simpatía que por saber cantar.
Hubo uno de esos años que se dio una sorpresa, en esos tiempos las pupuserias alrededor del parque eran pocas y frente a la iglesia, en la esquina izquierda, en donde hoy hay venta de tortas, estaba la pupuseria y comedor de los Miranda, sucede que allí habían contratado una pupusera joven que aparentemente no era de Tonaca, esta muchacha llegó a cantar y solicitó música cumbia. La pista sonó y la muchacha mostró su talento cantando perfectamente la canción al estilo Sonora Dinamita, inició la gente los gritos de “otra, otra” y el Chele Ávila preguntaba si queríamos otra canción u otra cantante; siguieron más canciones con una voz al estilo de una cantante profesional y sucedió que ganó y hasta dejó de ser pupusera, se fue con ellos y no sabemos qué se hizo después, probablemente fue incorporada a algún grupo musical, pues al año siguiente que regresaron la única cantante que llevaban era la de siempre, la “Lucha Villa Salvadoreña”.
Si usted sabe que pasó con esa cantante, cuéntenoslo y si usted participó en estos eventos, esperamos que le hayamos traído un grato recuerdo. Para que recuerden, les dejamos un video de estos personajes que fueron muy queridos en El Salvador.
3 comentarios:
Se les olvido mencionar que ellos llevaban a margarito esparza o esparta, el que hoy sale en la television mexicana.
Yo pertisipe en el juego de la melcocha...se me destiemplaron los dientes...era vien chivo todo eso
rekordar = volver a vivir, thanks!
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