sábado, 29 de agosto de 2009

Historias a Medias: Las Excusiones

Es bonito recordar aquellas épocas de estudiante, cuando una de las formas de obtener fondos en las escuelas, así como para que los alumnos tuviéramos momentos de liberación de la rutina escolar, eran las excursiones.

Era época en la cual hacíamos los cárteles anunciando la excursión (y hasta los turnos bailables) y los pegábamos en lugares estratégicos de Tonaca, donde no podían faltar los portales del parque, postes y hasta árboles; cuando era para estudiantes o jóvenes, lo común era ir a lugares como el zoológico, la visita a deslizarse en el famoso tobogán de la Plaza Alegue, el parque Saburo Hirao y con mucha delicia cuando íbamos a la Fábrica de galletas y pasteles Lido; si se trataba de ir a bañarnos era bastante frecuente ir a La Toma de Quezaltepeque, Ichanmichen, Atecozol, Sihuatehuacan, Los Chorros y en ocasiones a Amapulapa. Si era para hacer cultura podíamos ir al museo David J. Guzmán, al Jardín Botánico o a las ruinas; no podían faltar, ya más recientemente, las salidas al Cerro Verde o al Volcán de Izalco.

Cuando era momento de prepararse para la ocasión, no podíamos olvidar una de las cosas más importantes, la comida, muchos amigos iban de cacería a los cantones y no se sabía a quién dejaban con menos gallinas, era tiempo de ondillas y del que tenia mas puntería, cuando era época de aguacates estos eran de los preferidos, otros llevaban huevos duros, lo bueno era que no hacían efecto tan rápido en su estómago; no podía faltar el pan francés, el pan dulce, los panes con margarina, la crema y el queso; uno que otro llevaba a veces frijoles, aunque no era común que alguien llevara, quizá por la dificultad para llevarlos sin que se derramaran; sin importar que lleváramos lo mismo, al momento de comer era frecuente compartir.

Las profesoras y profesores debían mantener el orden y eran muy estrictos, en los turicentros casi nunca se bañaban, esto dejaba decepcionado a uno que otro alumno que quería ver a las profesoras en calzoneta. De vez en cuando habían accidentes, el que se reventaba la frente al tirarse “de pique” a la piscina, el que casi se ahoga, el que por andar corriendo caía y se “raspaba” los brazos o las rodillas, los que se peleaban por cualquier cosa, los que se escondían para fumar, los que le robaban la comida a los otros, los que eran tirados a las piscinas con la ropa puesta, etc.

Las excursiones han ido cambiando, pues luego surgieron aquellas que generalmente eran para personas adolescentes o adultos, entre estas las famosas excursiones al mar, las que llevaban a centros religiosos, luego las excursiones de 2 o más días y hasta las excursiones al extranjero, siendo más común a Guatemala y luego otros países como Costa Rica, Honduras, Nicaragua y hasta Panamá. En época de Semana Santa es que se hacen frecuentes las excursiones al mar, siendo más frecuente ir al Majahual, luego El Cuco, La Costa del Sol, San Diego, Garita Palmera y otros. En esta época se mezcla lo religioso con el acompañamiento a las procesiones y la vacación para ir a la playa; mucha gente iba a las procesiones, principalmente al Santo Entierro, que antes finalizaba después de medianoche, algunas ya llevaban sus “maritates” preparados y se quedaban esperando en el parque, pues el bus que llevaba la excursión salía supuestamente a las 4 de la madrugada; otros se iban a descansar a sus casas, a veces se dormían y cuando llegaban al parque ya los habían dejado; ni modo, a desayunar huevo duro…

Lo que no puede faltar en estas excursiones son los comportamientos típicos de algunas personas, que siempre salen con algo en particular; a algunos les molesta, a otros le causa risa. Están los que ocupan la excursión para negocio, pues adonde van hacen muchas compras y cuando las van metiendo al bus si es posible hasta ocupan tu asiento y el regreso es incómodo, haciendo contorsionismo; están otras personas que creen que han pagado bus particular y que este debe desplazarse en el momento que ellas quieran o quedarse más tiempo adonde a ellas les convenga, están aquellas personas aburridas que ya quieren llegar a un lugar donde reposar, sin importarles que las demás quieran ir quedarse un rato en algún mercado, pueblo, rio u otro lugar donde pueden comprar o tomar algo refrescante.

Los adultos dicen que lograr controlar a los niños es difícil, pero al ir a una de estas excursiones nos damos cuenta que quizás es más difícil tratar con adultos, casi nunca se sale bien pues algunos hasta hacen berrinches, otros quieren irse rápido y lo peor de todos que la persona que hace la excursión o que dirige, casi siempre les hace caso a estos y la mayoría se quedan molestos.

No podíamos dejar de lado que casi siempre sale una que otra parejita, que generalmente se pierde, no se sabe que andan haciendo e incluso algunas parejas que solo son amigos y buscan algo mas, esto pasa incluso en las excursiones de adultos.

Los que en vacaciones no podían salir en excursiones, en Semana Santa o después del 31 de diciembre, no podían faltar a los ríos de la ciudad, a la piscina del Agua Caliente, a la Poza Helada, El Chorro, El “Riyón”; se llevaba el mismo tipo de comida que a los turicentros, con la diferencia que se podía llevar alimentos para cocinar haciendo una “semicocina” con las piedras, donde se colocaban las ollas y cacerolas.

Cuando hayan excursiones, es mejor que el responsable nos muestre un itinerario, que mencione la hora exacta de salida y que no esperen al que se tarda, pues por eso el tiempo se hace más corto, que diga a que lugares se van a visitar y cuanto tiempo se quedarán en cada lugar, cual es la hora de salida y el punto de reunión, cuales son las normas de la excursión, para que no molestemos a otros; y lo más importante de todo, si adónde vamos hace frio o hace calor y cuanto es el precio promedio de las cosas, pues lo peor de todo es cuando a alguien no le alcanza el pisto y hay que pagarle o prestarle, lo cual en su mayoría de veces no regresa.

Si se piensa anotar para una excursión, haga estas preguntas y si esta historia le trae recuerdos importantes, esperamos que sean agradables y los comparta con otros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

a mi me gustaba ir a la lido porque nos daban galletas y suspiros, me acuerdo que nos llevaban todos los años, tambien ibamos a plaza alegre y mis compañeros llevaban huevos duros y cuando veniamos de regreso en el bus cuidadito con el olor!

Anónimo dijo...

Ya casi llegando al agua caliente en el transito, por el lado de tierra blanca vivia don Rosendo Guzman, un ancianito a quien le decian Chendo, por eso cuando preparabamos el viaje deciamos que ibamos a las playas de don Chendo.