En el 30 aniversario del martirio de Monseñor Romero y luego de que se lograra un cambio en la política gubernamental con el gane de la izquierda, se han dado pasos importantes hacia la reconciliación del país, algo que no todos entendemos, esto se menciona debido a que dentro de las cosas positivas de la celebración, surgieron algunas negativas, como las acciones frente al monumento que unos pocos radicales de derecha hicieron al ex Mayor Roberto Dabuisson, quien según la Comisión de la Verdad es el asesino intelectual de la muerte del obispo.
Si nosotros recordamos la palabra viva de Monseñor Romero, su enseñanza es muy grande y falta que nosotros le imitemos en su amor a los demás y en lo amplio de su perdón, cuando dijo que desde ya perdonaba a los que lo fueran a asesinarlo, significa un perdón ilimitado, que llega hasta los peores enemigos, algo que el pueblo no ha entendido y se demuestra con los actos en la plaza mencionada, donde incluso se agredió a periodistas de TCS.
Es tiempo de perdonar, de dejar que avance el proceso de beatificación de Monseñor Romero que se detiene por demostraciones como esta, de dejar que la Iglesia se meta de lleno a su palabra, a su diario, a los hechos positivos y milagrosos que la gente que le pide en oraciones intercesión logra y de ignorar, si así queremos sentir, a los que algún día lo dañaron e hicieron tanto daño al pueblo.
Veamos las cosas positivas que se han dado e imitemos lo bueno, entre ellas el perdón del Presidente de la Republica a sus familiares, a la Iglesia, al pueblo salvadoreño; la obra artística en pintura en el Aeropuerto Internacional de Comalapa, que hará que miles de salvadoreños y extranjeros cada día lo puedan recordar y lo conozcan más, la presencia de miles de extranjeros de diversos países en el país para conmemorar su memoria, (algo que muchos salvadoreños ya no hacemos).
Sabemos que hace falta el perdón de otras partes de la sociedad, pero no debemos esperar que lo hagan para que nosotros los perdonemos, entre ellos aquellos que lo difamaron, quienes lo ofendieron o desearon su muerte, los que celebraron su asesinato, los que han callado sabiendo sobre sus asesinos, a los que aun se burlan de el, los que no seguimos su ejemplo, los que generamos violencia, los que nos separamos de su palabra y de la iglesia.
Debemos hacer conciencia que las acciones que hacemos el día de conmemorar a Monseñor Romero pueden servir para que el proceso de beatificación se retrase, uno de los mayores milagros que podría existir es que la gente perdone y que esas muestras de violencia finalicen, mostremos educación, tolerancia, perdón y pidamos a Monseñor Romero que en El Salvador haya paz, algo que se puede lograr si nosotros mismos comenzamos a cultivarla y evitamos cualquier acto de violencia, por mínimo que parezca y aunque no haya sangre.
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