Este día ha sido histórico para nuestro país, lastimosamente un día de temor, de incertidumbre, de miedo a la muerte, a la violencia irracional, a los asesinatos, a las quemas de buses con sus usuarios al interior, de granadas en los negocios desde los más pequeños a los más grandes, de graves violaciones a los derechos más fundamentales de las personas, a la vida.
La seguridad ciudadana depende de unos pocos, las pérdidas millonarias para la empresa privada, las pérdidas enormes para el pobre vendedor ambulante, para la vendedora del mercado, para los que sufrirán descuentos por no haber podido llegar al trabajo, aún para el que se gana unos centavos pidiendo limosna en el transporte colectivo se esfumaron, muchas esperanzas se perdieron, la delincuencia le ha ganado un primer round a los encargados de la seguridad nacional.
El fenómeno de las maras no es nuevo, inició desde después de la guerra y se propagó gracias a que algunos empresarios vendedores de armas, dueños de empresas de seguridad o amigos de lo ajeno de forma fácil vieron un negocio; el mantener delincuentes era una forma de que en las colonias se contrataran agentes de seguridad de empresas privadas, se dejó que los mareros cobraran la renta a los buses, estos incluso eran tomados por las cámaras de televisión y la policía no hacía nada, eran tiempos de corrupción, de comerse al más chico, de ganar mucho dinero a costillas de otros.
El problema se salió de las manos, las maras se han ido entrenado en estrategias de lucha y han logrado hacer incluso su trinchera más poderosa y efectiva desde las cárceles, desde aquellos lugares a los que no se les quiere poner bloqueadores de entradas y salidas de llamadas desde celulares, de aquellos lugares donde ellos tienen techo asegurado y comida sin falta (que por supuesto sale de los impuestos de la gente honesta) y desde donde se traman las peores formas de intimidación, extorsión, crímenes, secuestros, la delincuencia criminal especializada.
La capacitación de los delincuentes llega a tal nivel que paralizan el transporte público nacional, que debilitan la ya tan afectada economía, que dejan a la fuerza armada y la PNC sin capacidad de respuesta, sin posibilidades de contrarrestar el llamado a el paro nacional; nadie puede detenerlos, el temor impera y la confianza en que los organismos de seguridad nos pueden defender es nula.
- ¿Cómo es posible que de forma sincronizada los reos hagan protestas en cárceles diferentes?
- ¿Cómo es que a nivel nacional pueden detener el transporte y el comercio?
- ¿Cuánto poder existe para que el país pierda millones de dólares en un solo día?
- ¿Cuánto se necesita para poder detener esta amenaza?
Lo único necesario es saber magnificar el problema y saber cómo combatirlo, es realizar estrategias que aunque podrían parecer severas, son necesarias; es iniciar unas tácticas de respuestas que den al blanco, que debiliten al enemigo, demostrar que se quiere y por lo tanto se puede combatir este flagelo que ha demostrado un poder que el gobierno y los organismos de seguridad quieren minimizar; si ya se sabe cuáles son las comunidades más peligrosas, sería adecuado que la fuerza armada en conjunto con tropas especializadas de la PNC inicien operativos en búsqueda de armas, drogas, delincuentes; es importante que empiecen a viajar militares en el servicio de transporte, que de una vez por todas se bloqueen las llamadas a celulares en las cárceles, que se cambien las leyes pero sin someter a riesgos a la población y mucho más a la niñez. También es necesario que gobierno, empresa privada, fuerza armada, PNC y ciudadanía nos unamos, es tiempo de que la policía no se haga de oídos sordos cuando alguien denuncia, que se investiguen crímenes sin necesidad de que haya una denuncia, de que se castigue severamente al que delinque.
A pesar del amplio operativo de las fuerzas de seguridad, el paro al transporte en lugar de ir disminuyendo se fue generalizando hasta a los pick ups, taxis y mototaxis; el que pudo salir de su casa al trabajo en la mañana no sabe si podrá regresar a su casa en la tarde, hay noticias de ataques hasta a la policía, de buses quemados, de disparos a los pasajeros. Solo falta que la amenaza se generalice a los carros particulares, a las viviendas, que volvamos al toque de queda, pero esta vez no por imposición del gobierno y la fuerza armada, sino por delincuentes que mantienen en zozobra a todo un país.
La mal escrita frase “Nadie va doblegar a El Salvador” (lo correcto es “Nadie va a doblegar…”) es una utopía, ciudadanía y gobierno están separados, la confianza no existe, las autoridades deben luchar por recuperarla.
Nadie sabe que pasará mañana, pero lo peor de todo, nadie tiene confianza en salir a las calles con seguridad, en trabajar sin ser amenazado, en que la integridad estará conservada, señores del gobierno, ¿Qué harán?
1 comentario:
yo les pido por favor que ojala lean esto los de la pnc , ya que aca en la zona del transito 2 salen arobar todos losd ias a pie y en bicicleta , se roban de todo desde mochilas , zapatos y relojes y celulares y si te opones te matan o te amedrentan , la pnc y el ejercito no viene por aca y hasta unos que son soldados son ladrones , eso es lo pero pero tenemos miedo amigos de decirlo en publico .
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