miércoles, 15 de septiembre de 2010

Sueños, realidades y pesadillas

Los excluidos, los marginados, los olvidados por los gobiernos y hasta por sus familias, los desechados de la sociedad, los desvalidos, los que son vulnerables a todo, los que no tienen voz, los que no pueden defenderse.

Muchos oímos hablar de este tipo de personas, pero nunca nos ponemos a investigar si en realidad existen, como viven, que es lo que necesitan, que podemos hacer por ellos y cómo podemos hacerlo; uno de los mayores ejemplos es una anciana que recientemente salió en un canal de televisión donde realizan un concurso de baile con la dizque idea de ayudar con un sueño a alguien que lo necesita, las ganancias por esta idea que viene desde tierras aztecas es enorme, de tal manera que bien podrían satisfacer los sueños de todas las personas que en el programa presentan como necesitadas y muchas más, pero al final gana solo una persona, se cumple ese sueño y los demás quedan con una realidad que es su peor pesadilla.

La situación que debemos analizar es si el sueño que el bailarín o competidor piensa es lo que la persona realmente necesita o desea y en este caso esta noble anciana de 87 años (si no me equivoco), que vive sola, que casi no ve y que no puede ni caminar bien, tiene una casa de adobe con un techo a punto de caerle encima pero que la conoce de tal manera que puede pasearse en ella a pesar de su dificultad visual sin problemas.

Si analizamos la probabilidad de sobrevivencia que los salvadoreños tenemos, esta señora ya vivió más de lo esperado y con todas esas dificultades que presenta, más los probables problemas de salud que no han mencionado, tiene muchos riesgos de sufrir complicaciones a corto o mediano plazo y el famoso sueño de comprar un terreno y hacerle una casa (que por lo caro no creo que la hagan ganar) probablemente no sea lo adecuado; a esta señora le pueden regalar una mansión con todos los lujos posibles, pero no tendrá muebles, no tendrá quien le ayude con los quehaceres del hogar, quien le haga sus mandaditos, quien le cocine, quien le ayude a caminar o a levantarse si se cae, quien la lleve a consultas, quien satisfaga su hambre, quien le lave la ropa y los platos, quien la acompañe.

Evaluemos bien y quizás es mejor que a esta señora la alojen en un asilo de ancianos, un lugar donde comparta con otros y no se deprima, donde le ayuden; si le dan una casa y ella fallece ¿quien será el beneficiado?

Esperamos que las lágrimas que derramaron quienes salieron en el video con la señora (soñador, famoso y entrenador) sean reales y no solo una pantomima para generar lastima en los televidentes y ayudar a sus patrocinadores, ojalá que aunque pierdan, le ayuden lo más que puedan.

Quizás también nosotros estamos soñando, solo que sin bailar, pues de antemano sabemos que esto no pasará, su sueño no ganará y será otra de las miles de personas necesitadas que quedan en el olvido en este país y para quienes deberemos seguir usando todos los calificativos que utilizamos en el primer párrafo. Solo debemos agregarle un calificativo, los que sirven para que los poderosos se aprovechen de ellos para ganar dinero. 

Señores de la televisión, no utilicen a las personas solo por ganar dinero sin ayudarles, demuestren su sensibilidad y hagan algo por esta señora y todos aquellos necesitados que en su programa utilizan para ganar rating y para ganar dinero con los cientos de miles de mensajes que los televidentes envían.

A los televidentes que ven estos programas, pidamos que nos expliquen qué ha pasado con todos aquellos sueños de personas necesitadas en programas previos y analicemos la dura realidad  

Si en verdad queremos ayudar, hagámoslo directamente con quien lo necesita, no se necesitan intermediarios!

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