El Salvador ha pasado de ser una país con una ecología envidiable a ser uno de los países mas deforestados a nivel latinoamericano; muchos recordamos los cafetales en Santa Tecla, el frio que se sentía al llegar a dicha zona, las mañanas llena de neblina, las carreteras con los talpetates llenos de plantas y con nacimientos de agua, los ríos con bastante caudal, la abundancia de aves y árboles, no habían inundaciones y las tormentas solo afectaban cuando las ondas tropicales y huracanes provenientes de La Florida llegaban a nuestro país.
Fue con el devenir de las políticas neoliberales, la globalización y el expansionismo que los gobiernos se olvidaron de la protección al medio ambiente, importó más el bienestar de los que se enriquecían y se permitió la tala indiscriminada de grandes extensiones de tierra y pulmones naturales para erigir colonias, viviendas de lujo, centros comerciales, canchas deportivas, carreteras o lugares de lujo comercial; poco a poco se fue perdiendo el clima natural y se dejaron de ver inmensos ríos, las neblinas naturales pasaron a ser grandes niveles de contaminación por humos y la globalización nos afectó con el famoso calentamiento global.
A esto se sumó que los gobiernos tampoco se interesaron en dar mantenimiento a carreteras, caminos, viviendas, puentes, tuberías de aguas negras o potable y estructuras vitales para asegurar que la población no tuviera riesgos; con los cambios en el ecosistema, las lluvias comenzaron a penetrar más en la tierra causando erosiones, los pocos árboles que quedan pierden progresivamente soporte en su base y caen con el viento o con la erosión, la tierra comienza a erosionarse y se van formando cráteres en todas partes, tal como sucede en las carreteras de San Salvador, los animales se empiezan a extinguir, la contaminación aumenta y con ello las enfermedades principalmente a niños, embarazadas y ancianos.
El crecimiento poblacional desmedido ha causado que se deba utilizar para vivienda zonas que pasaron a ser de bajo a alto riesgo, casas en quebradas a punto de caer, calles que se deterioran rápidamente, las famosas repuntas que se llevan a personas, vehículos, vegetación y todo lo que encuentran a su paso, la erosión que nos permite que afecten más los sismos que en el país son frecuentes, el aumento de fallas en nuestro suelo, la extinción de ríos y quebradas, la contaminación del agua potable.
En Tonacatepeque no nos salvamos, se sigue talando árboles de forma indiscriminada en Tierra Blanca, Los Naranjos, Tonacatepeque y El Tránsito principalmente, hay zonas inmensas de erosión de suelos y riesgos de inundación en zonas como Malacoff, La Fuente, El Rosario, Los Naranjos, los ríos aumentan su caudal con riesgo de matar niños, ancianos y adultos en Malacoff, Los Naranjos, El Rosario y La Fuente, se pierden siembras contantemente y se ha aumentado la generación de desechos sólidos en las viviendas, originando principalmente desechos no biodegradables, lo cual aumenta más los riesgos mencionados; se compran terrenos para hacerlos botaderos de basura y nadie dice nada, los organismos y organizaciones defensoras del medio ambiente solo alzan su voz cuando les conviene y callan cuando los que cometen delito son sus aliados políticos, existe falta de interés en reforestar y el gobierno anterior nos dejó en una ruina que aumenta cada día y se agrava por la falta de dinero para la protección y prevención de la población ante riesgos medioambientales.
Los cráteres, la contaminación, la erosión, las casas derribadas por las lluvias y las cárcavas, las enfermedades, etc., son culpa de las malas políticas de gobiernos anteriores que le ha tocado heredar al gobierno actual y que no puede resolver sin préstamos internacionales que son bloqueados por la derecha; sin embargo es importante mencionar que si las políticas de prevención de riesgos no son adecuadamente implantadas o se pone al frente de instituciones importantes para su gestión, el problema irá en aumento y debemos ser vigilantes de su seguimiento y efectos.
Comencemos a diagnosticar los graves problemas para hacer adecuada respuesta ante los desastres no prevenibles y poder prevenir aquellos que tienen solución, organicémonos en la ciudad, las colonias y los cantones, busquemos mecanismos de comunicación efectiva, asumamos la responsabilidad de ayudar en la prevención y mitigación de riesgos; si actúa poca gente no se logra nada, si nos organizamos adecuadamente y luchamos unidos aportando cada quien aunque sea un poquito, podemos hacer mucho por las poblaciones más vulnerables, de mayor riesgo y evitamos peligros que nos pueden llevar a salvar muchas vidas.
En Tonacatepeque falta organización, quitémonos ya los tintes políticos y luchemos por el bien común, nuestra ciudad, los cantones y El Salvador nos necesita.
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